Muy esquemáticamente se
describen tres modelos de referencia:
El
modelo llamado «normativo», «reproductivo» o «pasivo» (centrado en el contenido). Donde
la enseñanza consiste en transmitir un saber a los alumnos. Por lo que, la
pedagogía es, entonces, el arte de comunicar, de «hacer pasar un saber».
El maestro muestra las
nociones, las introduce, provee los ejemplos.
El alumno, en primer
lugar, aprende, escucha, debe estar atento; luego imita, se entrena, se
ejercita y al final, aplica.
El saber ya está
acabado, ya está construido.
El
modelo llamado «incitativo» o «germinal» (centrado en el alumno).
El maestro escucha al
alumno, suscita su curiosidad, le ayuda a utilizar fuentes de información,
responde a sus demandas, busca una mejor motivación (medios centros de interés
de Decroly, cálculo vivo de Freinet).
El alumno busca,
organiza, luego estudia, aprende (a menudo de manera próxima a lo que es la
enseñanza programada).
El saber está ligado a
las necesidades de la vida, del entorno (la estructura propia de ese saber pasa
a un segundo plano).
El
modelo llamado «aproximativo» o «constructivo» (centrado en la construcción del saber por el alumno). Se
propone partir de modelos, de concepciones existentes en el alumno y ponerlas a
prueba para mejorarlas, modificarlas, o construir unas nuevas.
El maestro propone y
organiza una serie de situaciones con distintos obstáculos (variables
didácticas dentro de estas situaciones), organiza las diferentes fases (acción,
formulación, validación, institucionalización), organiza la comunicación de la
clase, propone en el momento adecuado los elementos convencionales del saber
(notaciones, terminología).
El alumno ensaya, busca,
propone soluciones, las confronta con las de sus compañeros, las defiende o las
discute.
El saber es considerado
en lógica propia.
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